WALL-E

WALL-E (WALL-E – Andrew Stanton – 2008)

Seguro que cuando piensas en un robot te lo imaginas grande, fuerte y armado, ¿verdad? Pues WALL-E no es así, es más bien como una cajita a la que le hubiesen puesto unos prismáticos por ojos, y por ruedas unas orugas como las de los tanques.

WALL-E es un pequeño robot en un mundo muy grande y vacío. Bueno, vacío no, realmente está lleno, pero de basura. Y no es que haya unas bolsas tiradas en el suelo junto a un cubo, no; estamos hablando de montañas de basura tan altas como edificios, y tantas como para llenar el planeta. ¿Vivirías allí? Claro que no, ¿verdad? Pues por eso todos los humanos se han marchado del planeta en naves espaciales de lujo.

El trabajo de nuestro protagonista es coger los desperdicios y convertirlos en cubitos con los que hace torres. Antes había más como él, pero se han ido rompiendo; así que su único amigo es una cucaracha a la que cuida con mucho cariño. Cuando termina su trabajo vuelve a su casa, y, ¿sabes qué?, algunas cosas de las que encuentra entre la basura se las lleva a casa y las colecciona, aunque no tiene muy claro para qué sirven. ¡Además es un loco de las películas de amor y de la música! ¡Ya verás cuando lo veas bailar!

WALL-E (2008).

Pronto su vida va a cambiar radicalmente. El mismo día que encuentra una pequeña planta –¡menudo tesoro!– llega a la Tierra una preciosa y moderna sonda robot, EVA, cuya misión es encontrar vida en el planeta; así que cuando ve la planta la guarda… Y WALL-E queda irremediablemente prendado de EVA.

Y, de pronto, empiezan las peripecias cuando los dos robots acaban en la nave nodriza AXON, la nave donde están todos los humanos, desde hace tanto tiempo que se les ha ido olvidando algunas cosas sobre la vida… Pero un empujoncito –literalmente– de WALL-E se las volverá a recordar.

Una divertidísima película para toda la familia, con risas aseguradas, en la que descubrirás cómo el amor entre dos robots puede cambiar la historia de la humanidad.

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