Puerta al verano

Puerta al verano (The Door Into Summer – 1957 – Robert A. Heinlein)

Siempre que alguien me insinúa que le gustaría empezar a leer ciencia ficción, no puedo evitar que Puerta al verano esté entre los tres primeros títulos que le recomiende. Y no sólo por ser de Heinlein, decano del género al que profeso una especial devoción –¡me chifla!–, sino por ser una novelita ligera, entretenida, con muchas dosis de humor e ironía, y que encajaría perfectamente dentro del género de la novela negra.

La novela nos cuenta la historia de Dan B. Davis, un ingeniero especialista en robótica para uso doméstico, y su inseparable gato Pet (de Petronio). Debido a una fea jugarreta por parte de sus socios, Dan se encuentra, de la noche a la mañana, arruinado y despechado, hasta tal punto que, empujado por un implacable deseo de venganza, decide ser hibernado y someterse al «largo sueño», una forma tan buena como cualquier otra de viajar en el tiempo. Su intención es despertar treinta años más tarde y vengarse de aquellos que le traicionaron. ¡Muhahahaha!

Puerta al verano – La hibernación puede dar mucho juego…

Pero al despertar, el mundo que se encuentra es tan distinto e interesante –sobre todo en lo que a ingería de robots se refiere– que su plan de venganza se verá notablemente alterado. No es que la llama de la venganza se haya apagado, no; pero una serie de circunstancias y casualidades le hacen urdir una serie de estratagemas en un azaroso viaje por el tiempo que le permita completarla.

Intriga, humor casi negro, transgresión, en una deliciosa narración al más puro «estilo Heinlein», Puerta al verano es una de aquellas novelas que no se olvidan y que luego vas recomendando por ahí, al primero que se ponga a tiro…

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