Flores para Algernon: empatía y ciencia ficción

Flores para Algernon (Flowers for Algernon – Daniel Keyes – 1959)

Si hay una novela de ciencia ficción que perdurará en mi recuerdo, esa es Flores para Algernon. Si hay un personaje memorable en la literatura de ciencia ficción, ese es Charlie Gordon.

Charlie es un hombre de mediana edad con un retraso mental importante. Es humilde, complaciente, y tiene un trabajo con el que se gana la vida; desea ser aceptado por los demás y ser una persona de provecho con toda su alma. Así que, consciente de sus limitaciones, acepta un tratamiento experimental que podría aumentar su inteligencia y convertirlo en el hombre que quisiera ser.

Después de la operación, mientras avanza el tratamiento con drogas, sus médicos le piden que escriba un diario, para así poder evaluar su desarrollo cognitivo e intelectual. Así que es el propio Charlie quien nos cuenta su historia. Lo que leemos es su diario.

Representación de “Algernon” del Colectivo de Arte Matamala. Foto de ©marcuse.

Y Charlie tiene un ratón. El ratón se llama Algernon y ha sufrido la misma operación que Charlie, así que los progresos del uno son también los del otro.

Charlie escribe de forma meticulosa. A pesar de lo difícil que le resulta expresarse y de las faltas de ortografía, consigue transmitirnos su angustia. No percibe avances. Se siente frustrado, tonto e inútil. Pero aunque él no se dé cuenta, va mejorando. Las faltas de ortografía disminuyen y poco a poco su discurso gana fluidez y coherencia. Y después Algernon, el ratoncito tonto, consigue escapar de su laberinto y Charlie comienza a ver la realidad con otros ojos.

Si hay una novela de ciencia ficción que enseñe lo que es la empatía y la compasión, esa es la de Charlie Gordon y su ratón.

Si hay una novela de ciencia ficción que se debería recomendar en los colegios, esa es Flores para Algernon.

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Sergi Álvarez

Escritor. Se marea cuando pasa al hiperespacio, así que prefiere el teletransporte. Desde que se encontró con su yo adolescente no viaja en el tiempo. Su primera novela "Nunca digas vodka, nunca jamás" ha sido prohibida en varios sistemas.