El cuento de la criada (The Handmaid’s Tale – Margaret Atwood – 1985)
No se les permite trabajar, ni leer, tener dinero o elegir la ropa que llevan. Son propiedad del gobierno y solo sirven —y esperemos que sirvan—, para parir los hijos de otros. Tienen recuerdos de días en los que hacían todo esto y mucho más, pero se han terminado, ahora toca intentar sobrevivir.
Esta es la situación de Defred y el resto de las criadas, mujeres vestidas de rojo y blanco en la premiada El cuento de la criada, de Margaret Atwood. La historia que narra ha dado lugar a una de la series televisivas más populares de los últimos años, pero también se puede disfrutar –aunque bien podríamos decir que, debido a la dureza de la narración, se padece– en varios formatos además del televisivo: novela, película (de 1990) y hasta audiolibro.
En todos los formatos se nos muestra la descarnada historia de los Estados Unidos —ahora la República de Gilead—, en un futuro cercano subyugado por un gobierno totalitario formado por fanáticos religiosos que afirman haber puesto remedio, con sus extremistas ideas, a la creciente infertilidad y a la amenaza terrorista. Hoy en día, variedad de historias distópicas no nos falta, como puede ser la película Hijos de los hombres o la reciente serie televisiva Year and Years, pero en este caso la historia se centra sobretodo en las consecuencias y cambios que sufre la población femenina.
La actriz Elisabeth Moos interpreta en la serie televisiva el papel de la protagonista Defred.
La novela ofrece una experiencia más cercana con la protagonista, se presenta como un documento histórico similar a El diario de Ana Frank. Defred, nombre asignado a la protagonista para indicar que es propiedad de su comandante, es el hilo conductor por el cual conocemos los cambios que han ocurrido en el país y los rituales a los que se ha reducido su vida mientras lucha por no perder su identidad.
No solo las criadas son sometidas, las mujeres que no están en edad fértil son sirvientas o tías (las que se encargan de instruir a las criadas) y las sumisas esposas de los dirigentes políticos no dejan de estar igualmente atrapadas en matrimonios concertados.
En El cuento de la criada la autora consigue crear un ambiente opresivo importante por lo cercano que resulta, podemos dar por hecho los privilegios que le han quitado a la protagonista, pero Atwood te obliga a dudar, a reflexionar sobre hasta qué punto tenemos garantías de que continuaremos teniendo tales privilegios.
Debido a la demanda de los lectores se ha publicado este año una segunda parte, Los testamentos, donde se da respuesta a preguntas que han intrigado a los seguidores de esta novela durante 15 años. Es una buena oportunidad para leer ambas y salir de dudas.
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