«Things to Come»

Things To Come – William Cameron Menzies – 1936

El gran H.G. Wells adaptó en 1936 su novela The Shape of Things to Come en forma de guión cinematográfico para la producción de una película que se ha convertido en uno de los grandes clásicos de la ciencia ficción. Dejando a un lado el aspecto técnico, del que luego hablaremos, podemos asegurar que el guión de Things to Come (La vida futura, como se tituló en castellano) trata una serie de asuntos todavía muy válidos 85 años después su estreno.

La trama comienza en el año 1940, en una ciudad llamada Everytown. Los peores presagios de la amenaza de una guerra acaban cumpliéndose, sumiendo al mundo en una larguísima contienda que dura 26 años y que trae consigo la ruina del mundo, la anarquía, el hambre, y una extraña enfermedad que convierte a las personas en seres errantes, que deben ser eliminados. Finalmente, en 1970, y después de haberse reducido la población del mundo a la mitad, la peste se da por terminada. Sin embargo, en Everytown las consecuencias de la guerra y la posterior «enfermedad errante» son desastrosas: aparte del estado ruinoso de la ciudad, se ha perdido la producción de combustible, se ha acabado la industria, y lo que es peor, la ciudad ha caído en manos de un caudillo dictador.

Una película asombrosa, tan vigente como casi hace un siglo…

Este es el planteamiento que utiliza el guionista para abordar temas mucho más complejos, y como decíamos, muy válidos hoy en día: las razones (y necesidades) de la guerra, los conflictos que se pueden crear por el control del combustible, las posibilidades de la ciencia y la ingeniería para resolver problemas, los regímenes totalitarios, los nacionalismos extremos, el modelo de progreso para la prosperidad del ser humano, por mencionar solo algunos, en una trama que nos lleva a un lejano (para la época) y utópico año 2036 en una especie de segundo capítulo (segunda temporada, en términos más actuales).

Se trata, pues, de una cinta llena de reflexiones que nos recuerdan a cuestiones que se plantearon 15 años después en una película de Robert Wise titulada Ultimátum a la Tierra (The Day the Earth Stood Still, 1951) otro de los grandes clásicos del cine de ciencia ficción.

En el aspecto técnico, hay que fijarse en el gran despliegue técnico en lo que tiene que ver con decorados y efectos especiales (algo muy atrevido por lo poco usual en la época), y el enorme ejercicio efectuado en el diseño de producción y vestuario.

En resumen: recomiendo esta película para que la podáis añadir a vuestra lista de clásicos imprescindibles del cine de ciencia ficción.

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