Tras un primer acercamiento con Beeple, he decidido desempolvar mi teclado para venir a contaros lo bien que lo he pasado estos días jugando en mi flamante Nintendo Switch al Teslagrad, un singular plataformas en 2D con el que estimularemos nuestros vagos conocimientos de electromagnetismo y puede que hasta corrijamos cualquier problema de «bilateralidad» de un modo muy distendido.
Ciencia y diversión a raudales
Antes de seguir, creo que merece la pena hacer hincapié en que este videojuego es una oda interactiva al legado histórico de Nikola Tesla (Wikipedia), científico serbio que en su día revolucionara la industria electromecánica con sus descubrimientos e invenciones. Vaya por delante que en ningún momento se afirma oficialmente esta relación entre juego y figura, salvo un breve comentario en la página oficial acerca de la «Torre Tesla». Es por esto que no deberíamos dejarnos llevar por la idea de que el personaje protagonista sea el susodicho pese a la similitud entre los hechos a los que se apunta desde la rumorología acerca del origen del homenajeado y lo que vemos en los primeros compases de esta intrigante historia.
Abandonado ya el romanticismo, el juego se nos presenta como simple y lineal, en el cual manejaremos a un niño pequeño en plena huida, perseguido por una suerte de ejército soviético en lo que podría ser un viejo pueblecito de la Europa del Este durante una noche de tormenta —¿No os suena? El hijo del trueno y tal…—. Tampoco debería condicionarnos el aspecto y el trazo de sus animaciones, aparentemente infantiles. A medida que avanza, surgen elementos de rompecabezas, laberintos, mecanismos o items para resolver todo lo anterior y que lo convierten en algo más que un plataformas clásico.
Esta retahíla de factores hacen de Teslagrad todo un «Metroidvania», «subgénero de acción-aventura con concepto de juego similar a la series de Metroid y Castlevania» (Wikipedia).
Precisamente, algunos de esos objetos nos servirán para controlar sendos polos de las corrientes electromagnéticas necesarias para superar un sinfín de adversidades o acceder a ciertas zonas. Todos ellos se controlan a través de los “gatillos» (botones laterales posteriores) del gamepad en cuestión, dos a cada lado, proponiéndonos un exigente ejercicio de coordinación entre una y otra opción.
De Teslagrad cabe también destacar que, salvo la persecución inicial, los 5 «jefes» (o monstruos) y alguna que otra alimaña errante, no tendremos que lidiar con ningún enemigo a nuestro paso. Todo se centra en las habilidades lógicas del usuario, su memoria y el aprendizaje mediante la experiencia de juego, consiguiendo así una ascendente curva de dificultad muy apropiada. No me atrevería a lanzar un rango de edad determinado, pues debo reconocer que las he pasado canutas en varias fases, pero estoy seguro de que con atención y perseverancia cualquiera puede embarcarse con éxito en esta pequeña gran aventura científica.
» Web oficial
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