La constelación del perro (The Dog Stars – Peter Heller – 2012)
Hig y Jasper han sobrevivido a un virus que ha acabado con el 99 % de la población. Bangley también lo ha hecho, pero eso es porque él es un superviviente nato. Hig no. Él simplemente se dedica a recorrer el perímetro con su avioneta, a cazar y pescar cualquier bicho que siga con vida por las montañas y a añorar su vida anterior, donde era querido y no había que matar.
Hig y Bangley son muy distintos. Bangley piensa en sobrevivir, cueste lo que cueste. Hig solo quiere vivir. ¿Has pensado alguna vez en qué implica cada una de esas palabras? Si te empeñas en sobrevivir, al final no recuerdas lo que es vivir. Si te empeñas en vivir, puede que no sobrevivas.
Por esa razón Bangley y Hig conforman un tándem perfecto, aunque tengan sus más y sus menos. También está Jasper, aunque él se dedica más a jadear y a avisar de cuando hay un peligro cerca. A Jasper le encanta volar, igual que a Hig. Juntos recorren los kilómetros de su perímetro seguro. Juntos sienten la libertad alborotándoles el pelo.
Visto desde arriba no había pobreza ni sufrimiento ni conflicto: solo dibujo y perfección. Mientras vuelo y lo veo todo como lo vería un halcón, me siento como liberado de los detalles escabrosos.
Si vienes buscando una novela de acción, lee La vieja guardia, porque en La constelación del perro no te encontrarás guerras ni naves espaciales ni alienígenas. La aventura aquí es distinta.
En un mundo devastado, donde el Estado ha dejado de existir, el ser humano vuelve a las andadas, convirtiéndose en el mayor peligro para sí mismo. La aventura que nos ofrece Peter Heller, aventurero de profesión, es la de la supervivencia. Todo un viaje de iniciación para Hig, forzado a escoger el menos malo de los caminos, obligado a construir la misma sociedad que te aprisiona…
Pero el viaje no va a ser fácil, querido lector. Te pido que, por muy negra que sea la vida, le des una oportunidad a la aventura. Incluso en los peores momentos, la humanidad no deja de ser sorprendente.
Súbete a la avioneta de Hig, y deja volar tu imaginación.
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