En esta ocasión, en vez de recomendar un juego de mesa que difícilmente podréis comprar con las tiendas cerradas y vosotros en confinamiento, voy a sugerir un juego que podréis implementar fácilmente en vuestros grupos de chat y/o redes sociales. Está basado en juegos que ya existen como Black Stories o Mind Maze, entre otros, aunque el que os propongo es uno que ya tiene unos cuantos años, llamado El Club de los Martes.
El juego se adapta perfectamente a vuestros grupos de Whatsapp, Telegram o cualquier red social que disponga de mensajería, y consiste en que uno de los participantes del grupo le plantea a los demás un enigma, poniendo a prueba su capacidad de razonamiento y deducción.
Funcionamiento:
Uno de los jugadores adopta el rol de narrador y plantea una situación que el resto del grupo tendrá que resolver y que puede ocultar uno o varios enigmas. Es importante que el narrador conozca y entienda la totalidad del caso que presenta; tanto su planteamiento como su resolución. Cuando el narrador haya explicado la introducción al caso (ya sea por escrito o a través de un audio), el resto de participantes, los investigadores, podrá contribuir a la resolución del enigma atendiendo a las siguientes normas:
- Se pueden formular preguntas al narrador para ayudar a clarificar el misterio que haya planteado, siempre y cuando el narrador pueda contestar a dichas preguntas con una de estas tres opciones: «sí», «no» o «no es relevante». Cuando la pregunta planteada no respeta dicha norma, se puede acordar algún tipo de emoticón que plasme que dicha pregunta es incorrecta o no respeta la regla básica (por ejemplo usando el pulgar hacia abajo).
- En el caso de que un participante conozca la respuesta, deberá dirigirse al narrador mediante un privado y detallarle todo el razonamiento deductivo que permita entender la solución del caso que haya planteado el narrador.
- Se recomienda también observar el desarrollo del chat en todo momento y evitar plantear una pregunta si otro participante ya ha publicado la suya y el narrador todavía no ha contestado. Es importante no presionar al narrador, y puede resultar mucho más útil leer las preguntas y respuestas que hagan los demás en vez de preguntar a lo loco. A este efecto se pueden añadir normas «caseras», como, por ejemplo, la posibilidad de que el narrador «silencie» a un participante que esté preguntando demasiado seguido, o sin ningún criterio, ya sea por torpeza o por ganas de sabotear la actividad.
- Cuando el narrador considere que el caso ha sido resuelto (por uno o el número de jugadores que se haya acordado), éste brindará la solución final detallada para los demás participantes, anunciará la puntuación (si se quiere establecer este juego como una actividad competitiva periódica) y cederá el puesto de narrador (al que haya resuelto el caso, por ejemplo).
Recomendaciones:
Se trata de una actividad lúdica complementaria para incorporarla a las rutinas diarias que tengamos en nuestro confinamiento, por lo que tampoco es recomendable obsesionarse con el juego y quemarlo en uno o pocos días jugándolo demasiado tiempo seguido. Lo idóneo sería ambientarlo debidamente y acotarlo. Por ejemplo, plantear una duración máxima de dos horas y convocar a todo el grupo a la hora del té, como homenaje a Sherlock Holmes.
Recordad que todos los integrantes del grupo pueden adaptar el sistema de juego a su gusto; por ejemplo añadiendo la norma de que un «investigador» no pueda formular dos preguntas seguidas (para un grupo participativo) o que el narrador pueda otorgar bonificadores (usando algún emoticono de copa o premio) para premiar a los que hacen preguntas clave que permitan discernir la solución del caso (y de paso orientar a los investigadores que vayan más perdidos).
Enigmas:
Aquí os dejamos un ejemplo de enigma que podéis utilizar, pero seguro que en Internet podéis encontrar infinidad de ellos, o podéis crear vuestros propios enigmas.
Planteamiento:
“Una mujer sirvió una comida a un hombre. El hombre, como cabría esperar, la ingirió. A consecuencia directa de ello, falleció. Si no se la hubiera comido, habría eludido la muerte.
La comida estaba deliciosa. No era en modo alguno tóxica o nociva ni transmitía ninguna enfermedad o dolencia. No fue robada ni objeto de una identificación errónea, y nadie vino a reclamarla más tarde. El hombre consumió los alimentos sin percances, incomodidades ni obstrucciones de las vías respiratorias. De hecho, la disfrutó, y su muerte se demoró mucho. No obstante, la comida que ingirió en esa ocasión fue la única responsable de ese fallecimiento.”
Solución:
La mujer era Eva y el hombre Adán. Adán aceptó la fruta prohibida que Eva le ofreció y, al comerla, sufrió el castigo divino de la mortalidad. Si no la hubiera ingerido, habría seguido siendo eterno.
Espero que os resulte útil y entretenido. ¡Cuidaos mucho!
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