Gattaca (Andrew Niccol – 1997)
Me encanta cuando la ci-fi se “construye” en la mente del espectador.
Con esto no quiero decir que no disfrute con películas en las que el despliegue técnico y de efectos especiales nos recrea enormes robots con cientos de recursos tecnológicos o majestuosas naves espaciales que son como planetas en sí mismas…
Pero Gattaca es justo lo primero y, precisamente eso, la convierte en una película magistral de ci-fi. Gattaca es una de esas películas que en el momento de su estreno en salas generalistas –allá por el siglo pasado, en 1996– pasan medio inadvertidas (yo mismo llegué a ella en su edición en DVD) pero que, un tiempo después, se convierten en lo que en el mundillo fan se denomina “de culto”, esto es, que sí o sí hay que verla si quieres aparentar ser alguien en el ámbito de la ci-fi.
Y precisamente de “ser alguien” (o algo) es de lo que trata Gattaca y, como os decía al principio, en la película apenas veremos tecnologías futuristas, robots o naves espaciales…
En Gattaca todo es muy “normal” y muy “reconocible” a pesar de tratarse de un futuro, entonces, no muy lejano. Y quizás, por esa cercanía con nuestra realidad, su argumento sea más dramático y, por supuesto, más atractivo.
Temáticamente Gattaca se sitúa en lo que llamaríamos una distopía humanista: una sociedad futura e injustamente igualitaria en la que la ciencia genética, lejos de hacernos a todos mejores, nos ha hecho más diferentes, clasificándonos en seres humanos válidos o no-válidos.
Y será uno de estos no-válidos, Vincent (Ethan Hawke), quien construyendo una compleja trama de engaños junto a Jerome (Jude Law) y con pertinaz perseverancia pondrá todo su empeño –y su propio cuerpo, llegado el caso– en alcanzar su sueño de ser un tripulante de una las naves espaciales que despegan desde la estación Gattaca con el fin de explorar el espacio desconocido.
Porque Gattaca, aún bajo el paraguas de la ci-fi, no es sino una historia de amor, de esfuerzo, de superación, de incertidumbres, de miedos, de fracasos… O sea, una historia de poca IA (Inteligencia Artificial) y sí mucha IE (Inteligencia Emocional).
En definitiva, Gattaca es una joya de la genética-ficción la cual, sin sobreproducción de efectos especiales, consigue atraparnos en una emocionante trama a la vez que nos hace cuestionarnos constantemente la gran pregunta que todos los aficionados a la ci-fi nos hacemos siempre: ¿Y si esto fuese de verdad?
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