Ex Machina (Alex Garland – 2015)
2040. Esta es la fecha estimada por los expertos en Inteligencia Artificial (IA) para que las máquinas informáticas sean capaces de mejorarse de manera autónoma en el camino inexorable a la toma de autoconsciencia. ¿Te parece una fecha muy lejana? No lo es tanto si piensas en que hace unos años este planteamiento era pura ciencia ficción y ahora es toda una realidad.
Son muchas las películas que han planteado futuros más o menos lejanos, y más o menos distópicos, en los que las máquinas, en esta toma de autoconsciencia, marcan el futuro de los humanos, ya sea a modo de robots replicantes como en Blade Runner, como exterminadores de la civilización humana en Matrix, como androides rebeldes en Westworld o como réplicas tecnológicas del amor de tu vida, como pudimos ver en Her.
Los planteamientos son siempre parecidos: ¿seríamos capaces de empatizar con una máquina?, ¿distinguir entre sus actos programados y la verdadera espontaneidad fruto de un pensamiento original? Y si esto fuera posible, ¿no podríamos llegar a detectar puros sentimientos humanos: sus penas, miedos o anhelos? Y, si esto sucediera, ¿llegaría el día que un humano proclamara sin ambages su amor por un dispositivo electrónico?
La película Ex Machina nos plantea estos dilemas que entroncan con el ámbito de la inteligencia artificial (IA) y su toma de autoconsciencia: la conocida como singularidad tecnológica. Para ello, nos ponemos en la piel de Caleb, un programador empleado de la empresa Bluebook, quien es premiado, tras un concurso entre los empleados, con la estancia de una semana en reclusión con el excéntrico presidente de la compañía, Nathan, un gurú de Internet y de las IA. El objetivo de esta experiencia es realizar un experimento que evalúe la más reciente creación de Nathan, una inteligencia artificial encarnada en el robot Ava, y determinar si en realidad presenta cualidades humanas.
Con sólo estos tres personajes y un único escenario, el búnker-laboratorio en el que recluyen a nuestro protagonista, Ex Machina presenta y desarrolla los planteamientos necesarios que lleven al espectador a reflexionar acerca de las IAs, los límites de su consciencia y su potencial poder. Mediante unos excelentes diálogos, las personalidades de Nathan, Caleb y Ava se van trazando claramente: el narcisista, deificado y ególatra dueño de la compañía; el ingenuo y sincero técnico informático; y la conejillo de indias, la robot que puede que guarde algunos ases en la manga para frenar el experimento al que está siendo sometida.
Tuya es la elección: ¿te parecen sinceros los sentimientos de Ava o podrían estar programados por Nathan para confundir a Caleb? ¿Cuál es el juego de trileros que se oculta en este búnker?
You might also like
More from Películas
Juegos de guerra
Juegos de guerra (WarGames - John Badham - 1983) – ¿Esto es un juego o es real? – ¿Qué diferencia hay? David Lightman …
«Things to Come»
Things To Come – William Cameron Menzies – 1936 El gran H.G. Wells adaptó en 1936 su novela The Shape of …
Moon
Moon – Duncan Jones – 2009 Te levantas. Desayunas. Vas a trabajar. Vuelves a casa. Haces ejercicio. Trabajas un poco en …