Ecología, sexualidad, evolución.
Nadie como Isaac Asimov para crear afición a la ciencia ficción, la verdad.
En este caso, divide Los propios dioses en tres novelas cortas que forman un todo, pero que, de hecho, funcionan bien de forma independiente. Hablemos de ellas.
La primera parte estudia la mezquindad, la estupidez y la desidia humana.
El mundo ha descubierto la forma de acceder a una fuente inagotable de energía limpia y gratuita: ¡extrayéndola de un universo paralelo! Que gran paso para la humanidad. Pensad en los avances sociales, económicos, científicos… en las comodidades que disfrutaríamos. Ya no serían necesarias las guerras y el ser humano podría inaugurar una nueva era.
Sin embargo, un científico sospecha que esa misma energía va a destruir nuestro sol. Y es que la física es complicada, pero sus leyes principales vienen a decir esto: “todo tiene un precio”. Pues bien, ¿Aceptaría la humanidad volver atrás para salvarse de la destrucción? ¿Renunciaríamos a nuestras nuevas comodidades? ¿O quizás caeríamos en la negación y despreciaríamos la teoría más incómoda, a pesar de ser cierta?
La segunda parte nos lleva a ese otro universo, donde unos seres, muy distintos a nosotros, viven de la energía cada vez más escasa de sus estrellas. En este mundo, los seres se organizan en tríos familiares para reproducirse. Pero para ello necesitan la energía de su sol, y ya hemos dicho que ésta mengua. Se enfrentan, por tanto, a la futura extinción, a menos que ideen un plan. Y ese plan consiste en… ¡Espera! Mejor lo descubres con Dua, la protagonista. Dua es parte de uno de esos tríos familiares. Sus dos parejas la presionan para tener descendencia, pero ella, de una forma que no entiende, se revela. Y poco a poco, descubre el terrible secreto de su mundo.
Aquí se abordan muchos temas interesantes: la posible biología y sociedad alienígena pero desde una perspectiva con la que cualquier humano podría identificarse; la sexualidad sin tapujos; el subconsciente; la ecología. Y además es una novela detectivesca. ¿Qué más decir?
Bueno, quizás vale la pena señalar que esta segunda parte puede que sea de lo mejor que he podido leer en ciencia ficción. Y no soy el único que opina así.
La tercera parte es un thriller de espionaje industrial. Ahora nos situamos en una colonia lunar. Un recién llegado intenta integrarse en la sociedad selenita, mientras busca la solución al problema energético, evitando la posible destrucción del mundo.
Asimov vuelve a sorprender, describiendo la posible evolución del ser humano, pintando retazos de su futuro, mientras especula con las teorías de la formación de nuevos universos y resuelve las tramas planteadas en las partes anteriores.
Una novela imprescindible de las que crean afición.
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