Orphan Black: más real de lo que parece...

Transhumanismo, Posthumanismo, Cyberpunk, Postcyberpunk, Biopunk…

¿Os suena alguno de estos palabros? ¿No? Pues aquí los dejo, porque deberían empezar a sonaros. Todos tienen una cosa en común: nos hablan de las posibilidades que nos abren los avances científicos y tecnológicos aplicados a la propia biología del ser humano: modificación genética, biotecnología, implantes, terapias génicas, clonación humana… Y nos plantean, cómo no, muy serios dilemas sobre sus aplicaciones y sus consecuencias hasta en la propia naturaleza del ser humano.

Ese es, precisamente, el trasfondo de la serie Orphan Black, donde su protagonista, Sarah Manning –una joven huérfana, de vida inestable y bastante complicada–, por aquellas de las casualidades, una noche, ve cómo otra mujer se tira al tren. Sin embargo, lo más peculiar del suceso es que esa mujer es físicamente idéntica a ella, como dos gotas de agua; así que Sarah, para intentar dar un vuelco a su vida, decide robarle su identidad, el novio y la cuenta bancaria. Por supuesto, lo único que consigue así es verse envuelta en una extraña y asombrosa trama que la supera por completo… Para su estupor, enseguida se enterará de que la mujer suicida es un clon suyo, y que hay más de uno…

Orphan Black: más real de lo que parece…

A partir de ahí, comienza la aventura en busca de respuestas, y lo que empieza pareciendo un thriller policiaco se convierte en una intrincada trama de personajes y situaciones que no deja de crecer, una conspiración que abarca mucho más de lo que puede parecer, enganchándote, abriendo una puerta tras otra hacia los innumerables dilemas que la era de la biotecnología nos plantea.

Pero, además de la tensión y la intriga, tal vez lo mejor sea esa sensación inquietante de que lo que estamos viendo, o algo muy parecido, podría estar sucediendo ya, en realidad…